EL EJÉRCITO NACIONAL. LOS REQUETÉS.
Cuando el día 29 de marzo de 1939 termina la guerra civil en Líria, la primera fuerza militar que penetra en nuestra población sobre la siete de la tarde, es una sección del Tercio de Requetés “El Alcazar”, al mando de Don Rafael Gambra Ciudad, Alférez de dicha Unidad[1]. Los días siguientes empiezan a llegar a Líria, fuerzas de la 152 División al mando del General Don Ricardo Rada Peral[2], que instala su puesto de mando en el Castillo de Benisanó y es el día 31 de dicho mes y año cuando Don Julio Ganzo y Mediavilla, Jefe de los Batallones de prisioneros de guerra nacionales en Líria, hace entrega a Don Francisco Baldrich, Coronel Jefe de la III Agrupación de la citada División, de la Plaza de Líria.
La División estaba compuesta de fuerzas de toda clase, es decir, legionarios, una Bandera de Falange, el VII Tabor de Regulares de Larache, varios batallones de Infantería y los Tercios de Requetés “El Alcazar” y “Cristo Rey”.
Líria y los pueblos limítrofes prácticamente se convirtieron en un campamento militar puesto que las fuerzas que componían la División se desparramaron por todo su partido judicial. Los Tercios de Requetés mencionados se establecieron en Líria, con excepción de la primera Compañía del Tercio de Cristo Rey que fue destinada a Chelva. Lo heterogéneo de las fuerzas nacionales presentaba dentro del perímetro de la población un campo multicolor: los “quepis” de los Regulares, los turbantes de los moros y sobre todo las boinas rojas de los requetés ofrecían un variado abanico de colores en las calles de nuestra población. La Comandancia Militar se estableció en la esquina de la plaza del General Santes y calle de la Libertad donde está situado actualmente el Bar Juanito. La Comandancia de los requetés se ubicó en la calle Mayor, en la casa solariega de “Batallón”.
En términos generales, la tropa estaba instalada en los alrededores de la población, corrales y otras dependencias que no estaban ocupadas normalmente. Como es normal, oficiales, jefes y suboficiales, muchos de ellos se instalaron en domicilios de personas afectas a la causa nacional y los “Imperios”, tanto de oficiales como de suboficiales, se acomodaron en una casa determinada donde hacían sus comidas.
El culto religioso no se restableció en la iglesia de la Asunción hasta casi dos meses después de finalizada la guerra. Sin embargo todos los domingos se celebraba en la Plaza Mayor una misa de campaña a la cual asistía tanto la tropa libre de servicio como el vecindario. Abierta al culto la mencionada iglesia de la Asunción, los domingos la misa Mayor era presidida por fuerzas del Ejército en el presbiterio en unión de las autoridades civiles que habían sido nombradas para la administración de la población.
Nosotros, los entonces adolescentes en cuyos domicilios vivía la llama cálida del Carlismo, los sábados por la tarde asistíamos al culto de “La Sabatina”, que empezó a celebrarse donde está situado el altar de San Miguel Arcángel, y se rezaba ante la Virgen de la Milagrosa que fue la primera repuesta en la iglesia y donada por la familia de Don Luis Martí Ferrando. Prácticamente, la totalidad de los asistentes al acto de “La Sabatina” eran requetés de Acción Católica de los Tercios de “Cristo Rey” y “El Alcazar”. Al final del acto de amor a la Virgen, se entonaba y allí aprendimos el Himno de las Juventudes Católicas.
En términos generales la espiritualidad religiosa estaba a cargo de los requetés. Eran éstos los que ayudaban en la celebración de la Santa Misa, tanto cuando era de campaña como en la iglesia de la Asunción, sin mengua de que también asistiese a dichos actos algún soldado de otras fuerzas.
El día 18 de julio de 1939, después de celebrada una función religiosa por la tarde, un grupo de requetés navarros salieron de la iglesia por todo el paseo público que entonces llegaba hasta la Fábrica de Ríos, cantando canciones alegóricas al Alzamiento Nacional (José Prats Navarro, y el que suscribe, los acompañaron en dicho acto) y recuerda el recopilador que en la calle de San Vicente, frente a la Unión Musical, un Sargento del Tercio de “Cristo Rey”, que se destacaba porque llevaba unas grandes patillas a lo Zumalacárregui, D. Firmo Díaz López Castellano les llamó la atención para que no armaran ninguna bronca, contestándole los requetés que solo cantaban las canciones al son de las cuales habían hecho la guerra. Ya por la tarde, al anochecer, en la Plaza Mayor toda llena de gente y de militares, estos requetés con varios más formaron un corro cantando sin cesar. Cuando entonaban la canción de “... gritaremos ¡Viva el Rey! siempre que nos dé la gana”, una voz dijo “ el de Bastos”, armándose un follón. Unos peleándose con otros hasta que los que insultaron, pusieron pies en polvorosa y los requetés continuaron alegrando el ambiente con la canciones viejas y nuevas del Carlismo.
Los Tercios de Requetés de “El Alcazar” y “Cristo Rey”, tomaron parte en el desfile de la Victoria en Valencia, y estuvieron en Líria destinados hasta el día 10 de octubre de 1939[3].
Su simpatía, su carácter extrovertido de jóvenes e incluso hombres maduros que formaban las unidades fueron modelo y temple en cuya imagen no formamos los que poco después creamos la Juventud Carlista de Líria. Su religiosidad era viva, clara, diáfana. Recuerda el cronista que cuando se celebró la festividad del Corpus Christi, con todas las fuerzas nacionales formando por todo el recorrido de la procesión, la Sagrada Custodia era llevada por los Sacerdotes de Líria y por jóvenes requetés.
Podíamos citar como ejemplo de su religiosidad y entrega cómo asistían a dar clase de catecismo a los niños que aquel año tomaron la primera Comunión y especialmente recordamos a Benito que poco después tomó el hábito franciscano y cómo no a Juan José Laviñeta, oriundo de Valtierra (Navarra) que personalmente enseñó el Catecismo a los hermanos José y Bernardo Servent Marí, preparándolos para tomar la Primera Comunión. O al Sargento Don Vicente Tormes, de Madrid, que era organista de una parroquia de dicha capital y que fue el primero que estrenó el humilde órgano que se adquirió para los servicios parroquiales. Hay tantas anécdotas que podríamos relatar para mostrar que en el ánimo de todos nosotros estaba el espíritu religioso y patriótico de que eran portadores indiscutibles los jóvenes carlistas.
La Comandancia de la División estaba instalada en Benisanó. Fueron varias las representaciones carlistas tanto de Líria como de sus pueblos limítrofes, incluso de Valencia, que se desplazaron al Castillo para saludar al Excmo. Sr. General Jefe de la División, Don Ricardo Rada Peral, quien los atendía con bondad y sencillez y normalmente los obsequiaba con boinas rojas.
De la estancia en Benisanó de la Comandancia de la División hay un dato anecdótico que fue el siguiente: el recordado y entrañable amigo Vicente Navarro Navarro, natural de dicha población, al ser movilizado se pasó a los Nacionales en la Batalla de Brunete en Julio de 1937, ingresando voluntario en el Tercio de Requetés de Navarra, concretamente en su segunda compañía que mandaba el entonces Teniente Don Luis de Zabala Castiella. Cuando Vicente fue movilizado, su mujer se encontraba encinta dando a luz un hijo, el primogénito de la familia. Cuando regresó a Valencia de la guerra conoció a su hijo y su bautizo fue el primero que se celebró después de finalizada la contienda y, como es normal, con la gran alegría y jolgorio de ser el primer bautizo en Benisanó desde 1936. Finalizado el bautismo, tuvo lugar una fiesta general y en dicho acto la banda de música entonó el “Cara al Sol”. Al solicitar los requetés presentes que se entonara también el “Oriamendi”, el director de la Banda contestó que no lo sabía. El Sargento de requetés, natural de Mañeru (Navarra), Don José Iturgaiz, armó el gran follón y como quiera que en aquel momento se presentó el Alcalde para apaciguar los ánimos pero diciendo que había sido él el que había ordenado que se interpretase el “Cara al sol”, le fue incrustado el bombo en su cabeza terminando la fiesta con canciones y vivas al Carlismo.
El Comandante, Don José Sanz de Diego, era un hombre de carácter extremadamente religioso. Asistía en unión de varios oficiales y requetés durante su estancia en Líria a los actos de la Adoración Nocturna con toda su sencillez y amor al Santísimo y obsequió a la Sección de Adoradores con catres-somieres para el servicio de la Sección. Dejó en Líria un grato recuerdo de manera que cuando al cabo de 30 años, el día 28 de julio de 1968, estuvo en Líria en unión de Don Francisco de Isasi, que fue Comandante del “Cristo Rey”, para asistir al acto homenaje que el Círculo San Miguel dedicó a los Tercios Requetés del “Al Alcázar” y “Cristo Rey”, asistieron más de cuatrocientos requetés supervivientes de los mencionados Tercios. Allí recordaron los días memorables que pasaron en Líria en al año 1939.
No obstante, dado el gran número de soldados de todas las armas que se encontraban en nuestra población, también ocurrieron hechos luctuosos. Lo más importante fue el asesinato cometido por un “moro” en la calle de Montiel al penetrar en una casa donde vendían vino y asesinar a la señora que lo servía y a una hermana de ésta que se encontraba presente. No consta que las autoridades militares descubrieran quien fue el autor de tan horrendo crimen. Los moros también cometieron innumerables raterías entrando en corrales anexos al casco de la población y sustrayendo animales. Este hecho fue castigado haciendo pasar a un gran número de moros por delante del Ayuntamiento donde un Alférez de Regulares les hacia arrodillarse propinándoles varios vergajos. El coger alfalfa de los campos para alimentar a los animales fue una cosa corriente tanto por el Ejército Nacional como por el Ejército de la República.
Peleas, riñas o altercados entre los soldados apenas los hubo ya que la Policía Militar intervenía en todo momento.
[1] Comunicación del Sr.Gambra al recopilador mediante carta con fecha 3 de marzo de 1994.
[2] Don Ricardo Rada Peral, Teniente Coronel en 1936, era Inspector Militar del Requeté. Se encontraba en situación de retirado por la “Ley Azaña” el 18 de julio de 1936.
[3] Para prepararse para los desfiles de la Victoria en Madrid y Valencia, los requetés hacían la instrucción en el Campo de Aviación y era entonces, hoy, lo recordamos, una “gozada”, ver a casi un millar de Requetés regresar cansados pero contentos a Líria, después del ejercicio de la instrucción.
Comentarios
Te ruego que me perdones el atrevimiento de utilizar tu trabajo en mi página www.requetes.com.
Que sepas que tengo en mucha estima el poder hablar con uno de esos requetés Catalanes del Cristo Rey (Jaume Balcells i Masgoret)
http://www.requetes.com/alcazar.html
Un abrazo
Pepe
www.requetes.com
No he pòdido entrar y por eso voy anonimo, me llamo Juan Luis Pacheco Perez y tengo 90 años. mi email es jlppapi@hotmail.com
Un saludo al carlismo valenciano de gran tradicion y raigambre.Y a Ud.un abrazo muy fuerte, gente como ud. necesitamos que recuerden lo que fue la barbarie roja. y nuestro amigo el gallego Pepe Alvarez Limia otro gran luchador del carlismo y la historia.
Hola me presentare, soy el hijo del mencionado sargento arriba indicado, a quien hace referencia en su libro.
Expresarle la sorpresa por la inclusión de la figura de mi padre en su obra sobre la guerra civil.
Ya que sabíamos de su participación en las brigadas de Navarra. Pero no de dicha anécdota.
Agradecerle el trato de respeto empleado, aunque tristemente el no podrá expresarlo en persona ya que falleció hace algunos años.
Nuevamente agradecimientos y un saludo de desde Bilbao.