El Casino Corral
El edificio situado en la calle de Miguel Abriat Cantó, junto a la Cooperativa Vinícola fue conocido -y los viejos del lugar así lo recordamos- con la misma denominación por cuanto en el interior del edificio se encuentra un espacio descubierto. De ahí su denominación de “Casino Corral”. La gran balconada que abarca toda la fachada del edificio de lado a lado constituía los altos del edificio. Al piso superior se accedía por una escalera situada en uno de los laterales donde se hallaban las habitaciones del Conserje, que en los años de la Republica era regentado por Cayetano, quien al finalizar la guerra fue durante varios años Conserje de la Banda Primitiva. Asimismo había una serie de cuartos que servían de oficinas y lugares de reunión de la Junta Directiva. También se accedía a la planta alta por una escalera situada a la izquierda del espacio descubierto donde antes de penetrar en el interior de la planta alta había un cuarto que también servia de lugar de reuniones. El autor recuerda estos detalles porque varias veces acompañó a su padre y a sus tíos Juan de Mata y Florencio al Casino Corral, una de ellas para hablar mi padre con D. Miguel Pérez Martínez, sobre un conato de detención de mi querida madre por miembros de la C.N.T. local desplazados a Valencia donde residíamos a raíz de la detención de mi madre en julio de 1936 por orden del Comité local. También estuve con mi padre varias veces en el Corral, para hablar con algún amigo sobre todo de trabajos agrícolas.
El café estaba situado en la planta baja, ocupando todo su espacio con la barra del mostrador a su izquierda. El local era propiedad de los hermanos Oliver -de apodo “ Els Huels”- uno de los cuales en 1936 aún vivía y su apoderado era D. José Maria Mateu, casado con una sobrina de los propietarios. Los parroquianos del Corral eran en su gran mayoría agricultores, pequeños propietarios, herreros, guarnicioneros, carpinteros etc que acudían, aparte de a tomar café y a hablar de la situación política, a hablar de cuestiones derivadas de sus profesiones.
José Maria Peñarrocha Bori, miembro destacado de la C.N.T. en el número 42-43 del “Boletín Local dels Veïns” “La veu de Llíria”[1], antes de 1936 asiduo al Corral, nos describía el ambiente político que se respiraba en el local y en las tertulias que se celebraban con su prodigiosa memoria y narración fácil, que el ambiente era republicano y laico. Nosotros decimos de un laicismo jacobino proclive al insulto a todo cuanto significase sentimiento religioso. Nos relata los días de una semana Santa de los años treinta, el discurso de D. Ernesto Pérez Martínez que durante el Gobierno Popular fue el primer Alcalde de Líria hasta su dimisión a los primeros días de iniciada la guerra civil. En dicho discurso el auditorio, entre el cual se encontraban varias mujeres y cuando la procesión discurría por la población, hablaba de un cristianismo sin odio que en el V mandamiento instaba a “no matar” , discurso laicista arrogante, en cuyo análisis no queremos entrar ante la muletilla fácil y el insulto disfrazado contra la Religión Católica. Todo ello merecía los aplausos de los asistentes de antemano predispuestos a la ovación facilona y laicista.
Nos dice Peñarrocha que el local fue cedido a la C.N.T. varias veces para realizar mítines propagandísticos. El Casino Corral llamado también El Radical fue visitado aún antes de la Republica por destacados miembros del republicanismo Nacional como Marcelino Domingo, futuro Ministro de Instrucción Publica y, en 1931, por Fernando Valera.
El local como se desprende de lo anterior, estuvo alquilado al Partido Radical y posteriormente a Izquierda Republicana.
Fue sede de la peña ciclista “El Pedal” de notoria significación republicana. La Peña Pedal aún existe, y tiene su sede en el Pabellón Municipal. El local funcionó durante la guerra y finalizada ésta fue destinado a Comedor de Auxilio Social. Por cierto, según nos cuenta nuestro querido amigo Florencio Oliver León, F.E.T. se negaba a pagar alquiler por la ocupación del local lo que originó una situación tirante entre la autoridad de F.E.T. y los propietarios entonces representados por Pedro Oliver, padre de Florencio.
El Auxilio Social funcionaba a mediados de los años sesenta y su encargado era Vicente Zurriaga Oliver, cuando aún era Alcalde de Líria D. Miguel Pérez Granell. Después, dada la evolución económica de la Sociedad, desapareció y solo nos queda su recuerdo. Pero hoy aún continúa firme el edificio, que dentro de sus muros fue testigo de una actuación política que fue en menor o mayor grado consustancial con nuestra población.
¿Los componentes de este o de otro Ayuntamiento tomarán en consideración la pregunta que José Maria Peñarrocha hacía y que nosotros hoy hacemos nuestra, de considerar al edificio del Casino Corral como “edificio histórico”, o pasará igual que se hizo con otros edificios emblemáticos de la población como el chalet de Puig, la Caja de Ahorros o el Círculo Tradicionalista?. Sólo Dios lo sabe y la historia juzgará a los que sobre si tienen la responsabilidad de realizarlo.
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