El porqué de esta publicación

El 18 de julio de 2006, se cumplieron setenta años del Alzamiento Nacional en el que una parte importante del Ejército español en unión de, quizás la mitad de los españoles, se rebelaron en contra de la II Republica. Entre esas fuerzas, la mas importante en los primeros meses de la insurrección fue el Carlismo con la organización de su fuerza militar: “Los requetés”. El Historiador D. Ricardo de la Cierva, no proclive al Carlismo, en el número 18 de la revista Historia y Vida, cifra la aportación del Carlismo con toda su organización en más de cien mil. Recientes estudios insisten en la fundamental movilización del Carlismo: sus Tercios de Requetés, “Margaritas” de “Frentes y Hospitales”, etc. Ayuda generosa e inigualable de toda clase que habla del tremendo sacrificio de las familias y las juventudes carlistas al esfuerzo de lo que se formó como un “golpe de Estado” y se convirtió en una “Cruzada” para el Carlismo de casi tres años.

Pues bien, estoy seguro que con motivo de la efeméride que más arriba apuntamos, se van a publicar, una cantidad abrumadora de libros -en su mayor parte favorables a los vencidos- para dar la vuelta a la realidad de lo sucedido en 1936-39, y especialmente a las causas y los efectos que hicieron inevitable el entendimiento entre los españoles, y que desembocó en la contienda fraticida.

En el año 1992 realicé una modesta publicación con la ayuda de mi querido amigo Maties, fruto de la promesa que en años anteriores hice a mis recordados y entrañables amigos Miguel Vergara Gimeno, Miguel Asensio Martínez y Miguel Peñarrocha Taroncher de publicar sus memorias de guerra desde su movilización en Marzo de 1937 hasta 1939 cuando fueron desmovilizados del Tercio de Requetés de La Virgen de la Merced de Jerez de la Frontera (Cádiz), en el cual lucharon. Realizo también un bosquejo de la situación política en nuestra población en la primavera de 1936 resultado de las elecciones del 16 de febrero que dieron el triunfo al Frente Popular con 2.273 votos frente al Frente Nacional con 1.662 votos y al Partido Autonomista con 363 votos. Como diputado por el distrito de Líria, salió elegido el candidato por el Frente Popular D. Miguel Pérez Martínez con un total de 2.393 votos. Finalizadas las elecciones se constituyó el Ayuntamiento designándose Alcalde en sesión del día 24 de febrero a D. Ernesto Pérez Martínez, quedando constituido el Ayuntamiento con elementos del Frente Popular.

El día 21 de febrero de 1936, por la noche, salió del Casino Republicano una manifestación para celebrar el triunfo electoral. Delante iban unas mujeres vistiendo de blanco con cirios encendidos cantando el “Gori-Gori” y Pedro Arnau Calvo (“Cayo”) con una azada al hombro. A continuación era llevado a hombros un ataúd y dentro un monigote. Por último los representantes del Frente Popular. Yo la presencié en unión de mi amigo Francisco Moros Bort -que aún vive- subidos a una reja del edificio de la Tabacalera. La manifestación torció a la izquierda de la calle de San Francisco. Cuando llegaba al domicilio de alguna persona de significación política se paraba y Pedro Arnau con la azada que llevaba daba unos golpes en tierra. Así lo hicieron delante del Círculo Carlista, dirigiéndose después a la sede de la C.E.D.A situada en lo que hoy es el Banco de Valencia. Rodearon la Plaza Mayor y se dirigieron a la calle Mayor torciendo por la calle de Castellote, a la derecha por la calle del Salvador, parándose en el domicilio del cronista y en el de los padres de Jaime Yuste Pablo. Siguieron a la izquierda de la calle Mayor hasta el domicilio del benemérito Sacerdote Don Francisco Martínez Enguidanos (“El limonero”) y por la calle de San José al Casino Republicano donde termino la manifestación. Francisco Moros y el que suscribe volvimos a nuestros domicilios donde yo, relate a mis padres lo sucedido.

El Ayuntamiento en sesión del día 1 de marzo cesó a todos los empleados y procedió al nombramiento de otros afines al Frente Popular con excepción del interventor D. Juan Canovas y del Oficial Sr. Torner Enguidanos.

La noche del 30 de abril al 1 de mayo, de madrugada, salieron del “Casino Corral” varios individuos provistos de cuerdas y herramientas y durante varias horas con total impunidad destrozaron las “Cruces de la Venta” en la carretera de Pedralba, “Los Olmos” en la carretera de Ademuz, subieron a Santa Bárbara donde rompieron las hornacinas del Calvario. Destrozaron la puerta de la Ermita de Santa Bárbara y ya dentro cometieron toda suerte de desmanes. De ello nos ha dejado una excelente crónica D. José Maria Peñarrocha Santes, jefe de Distrito del Carlismo de Líria, publicada en el semanario “El Tradicionalista” del 5 de mayo de 1936.

Salvador Mahiques fue el primer carlista Valenciano asesinado antes del 18 de julio en la provincia de Valencia. El Ayuntamiento de Carlet ordenó el tapiado de las puertas de acceso a la Iglesia, pero el intento fue desbaratado por Doña Juanita, esposa del Medico D. Juan Vanaclocha Silvestre, Jefe Local carlista. Este suceso fue relatado al recopilador por el Rvdo D. Mario Primo Yúfera, cura Arcipreste de Líria en el año 1963. Como botón de muestra, sirva el acuerdo del Ayuntamiento frente populista de Villanueva de Castellón de expulsar del Asilo de los Ancianos Desamparados a las Religiosas que fue frustrado por un grupo de huertanos que acudieron al oír la campana del Convento en demanda de auxilio cuando los frentepopulistas se dirigían al Asilo. El 3 y 5 de mayo se reunieron los componentes del Comité de Enlace del Frente Popular de Líria para acordar la salida del Clero de la Población. Sin embargo la moción no prosperó por siete votos a favor, nueve en contra y una abstención. Todas las reuniones tuvieron lugar en el “Casino Corral”. El comité de Enlace del Frente Popular constituido antes de las elecciones del mes de Febrero, lo formaban el Sindicato único de Trabajadores (C.N.T), la Sociedad de Oficios Varios (U.G.T.) e Izquierda Republicana. Este era el ambiente político en nuestra población, al que aparte de lo anteriormente reseñado anotamos el oficio dirigido por el Alcalde de Líria el 24 de abril al Clero de Líria exigiéndole la entrega de las llaves de la Iglesia de San Francisco, del Remedio y de la Santísima Sangre, a lo que se negó el Sr. Cura Arcipreste, quedando el asunto en suspenso. Todo ello aumentaba la precaria situación de la Religión Católica en Líria, donde en abril de 1931el primer Ayuntamiento republicano prohibió las procesiones de Semana Santa, la Rogativa de San Vicente, el Corpus y la celebración de San Miguel. Pese a ello, en el día de San Vicente un grupo de carlistas, a los que se sumaron otros vecinos, salieron del Círculo Tradicionalista rezando el Santo Rosario hasta el manantial de San Vicente donde se ofició la Santa Misa en la ermita.

El ambiente que se vivió en Líria, de continuo acoso a las personas no afectas al Frente Popular, creó una gran crispación e incluso temor ante los continuos atropellos que se sucedían. Incidentes en el campo del fútbol, entre equipos rivales, como el que tuvo lugar en el mes de junio en el que yo estuve presente, entre los equipos “Unión Deportiva” y “Atletic Club”. Em el primero jugaban entre otros Miguel Vergara Gimeno y los hermanos Carlos y Jaime Carbonell Silvestre, de significación Carlista y en el “Atletic Club” jugaba como delantero centro Luis Izquierdo Santolaria de tendencia derechista. Sin embargo, la gente, al ser el primero de los encuentros de un campeonato local, los tildó de equipos “de derecha” o “de izquierdas”. Al romperse una pierna D. Manuel Navarrete Cantó en un choque con otro jugador, el partido hubo de suspenderse y los jugadores del “Unión Deportiva” tuvieron que ser defendidos por la Guardia Civil ante las amenazas y provocaciones de gran parte del público, de tendencia izquierdista.

La conspiración militar dirigida por el General D. Emilio Mola Vidal, Gobernador Militar de Navarra, avanzaba extendiendo sus redes por toda la península. Esta conspiración se fraguó en el Alzamiento del 17 de julio en que buena parte del Ejército se sublevó para terminar con la pesadilla que se había adueñado del país desde Febrero del año 1936. No citamos hechos luctuosos que se sucedían continuamente en España, como la huelga de la construcción en Madrid y el enfrentamiento entre afiliados a la U.G.T. y la C.N.T. que no finalizó hasta el 19 de julio, con el balance de más de setenta obreros de la construcción asesinados por grupos de acción de dichas organizaciones sindicales. Y como colofón el asesinato la noche del 13 de julio, por pistoleros socialistas con la complicidad de los Guardias de asalto del Cuartel de Pontejos de Madrid, del Jefe del Bloque Nacional D. José Calvo Sotelo que hizo que muchos militares resistentes a la sublevación contra el Gobierno de la Republica entrasen de lleno en la conspiración militar.

El recopilador se encontraba el 18 de julio en unión de sus padres y su hermano Paco, de un año de edad, en Valencia, donde mi padre trabajaba en la Fabrica de “Calzados Vulcanizados” de D. Ernesto Ferrer en la calle de José Maria Orense, en lo que actualmente es el Centro de Datos Contables de Bancaja. También trabajaban en la fabrica, mis primos José Romero Domingo y Juan de Mata Romero Noguera. En la fabrica vivían y trabajaban como encargados mi tío Victoriano, su esposa -mi tía Concha- y sus hijos. El día 17 de julio a mediodía mi tío Casimiro había oído en la radio que había habido un conato de sublevación contra la Republica por fuerzas del Ejército en África por lo que mis padres decidieron terminar la estancia y volver a Líria, como efectivamente realizamos. Uno recuerda aquellos días a pesar de no tener más que diez años en el ambiente y conversaciones de la gente conocida por sus padres donde se decía que parte del Ejército se había sublevado contra la Republica. La proliferación de hombres con la escopeta al hombro, las barricadas de sacos llenos de tierra en las entradas y salidas de la población y las numerosas detenciones. Por mi madre me enteré de la detención de Miguel Vergara Gimeno y de su ingreso en la cárcel del Partido (hoy Biblioteca Municipal) aunque sólo estuvo allí dos o tres días siendo puesto en libertad por la intervención ante el Comité de varios amigos suyos deportistas según Miguel Vergara me comunicó años después.

Sobre los días 22 o 25, yo me encontraba jugando con mis amigos Miguel Faubel Torres y Francisco Moros Bort, en el Pont del Vidre a correr el “Sercol”. Cuando al atardecer regresé a casa observé un enorme gentío en la calle El Salvador nº 78 donde vivíamos. Al llegar a casa, a la puerta había un coche descubierto y en él, el chofer y un hombre en mangas de camisa con gorro militar, en sus manos un fusil y una pistola al cinto. Son detalles que se me grabaron fotográficamente. Al penetrar en casa, sentados a la derecha e izquierda de la entrada había dos escopeteros a los que yo conocía bien puesto que uno de ellos había vivido al lado de mi casa. Le pregunté a mi abuela Mercedes por mi madre, contestándome que se la habían llevado a ella y a las hermanas Pilar y Remedios Yuste Pablo en un coche, esto es, el que estaba a la puerta. En la cocina había varios hombres y Fernando Peñarrocha Yago, estaba, picando el suelo del “rebost” con un pico, alumbrado por una vela. EL “rebost” tenía el piso hueco ocupado por una gran tinaza y en su interior una Milagrosa de visita domiciliaría que mi madre había escondido. Nadie pudo darme noticias de mi madre. Ya anochecido, el coche y los escopeteros se marcharon, nosotros nos acostamos. Mi padre se encontraba en Valencia y ya de madrugada volvió mi madre a casa, a la cual abrazamos todos con alegría. Al día siguiente volvió mi padre de Valencia y con mi tío Juan de Mata fuimos al “Casino Corral”, donde mi padre habló en mi presencia con D. Miguel Pérez Martínez sobre lo sucedido.

Muchos años después Remedios Yuste me dio detalles de lo que les ocurrió. Fueron detenidas por una denuncia al Comité que decía que en mi casa o la de las hermanas Yuste teníamos escondido un cáliz del Remedio, hecho que no era cierto, que declararon en el Ayuntamiento ante el Comité sobre la denuncia, que fueron encerradas en la “cambra” del Ayuntamiento y que de madrugada, por intervención de D. Miguel Pérez, Diputado Provincial y hermano de leche de mi padre, fueron liberadas, regresando a sus domicilios. Mi madre a raíz de ello fue desterrada de Líria por orden del Comité teniendo que sufrir un registro antes de partir el tren.

El día 20 fue forzado y saqueado el local de la “Cultural” donde se celebraban funciones teatrales. El cronista no fue testigo del saqueo pero si vio salir personas, algunas de ellas con brazaletes tricolores llevando picas, lanzas y otros objetos del teatro que existía en el edificio.

El comité formó una “Guardia Cívica” en la que se inscribieron para prestar servicios en las barricadas de la venta, Posada del Pulo, carretera de Pedralba, el polvorín, estación de vía estrecha, los olmos, grupo escolar, etc. José Nadal Quiles firmó una relación de vigilantes el día 17 de agosto y otra el día 30 de mismo mes. Todas las entradas y salidas de la población estaban vigiladas día y noche, por orden del Comité. El número de vigilantes superaba los 300.

Mientras, las fuerzas afines al Alzamiento viven la zozobra de esperar que la guarnición de Valencia se subleve. Las fuerzas comprometidas eran: El carlismo organizado a nivel provincial y regional según el tomo XIII de la Historia de la Cruzada Española de Arrarás, la C.E.D.A. y Falange Española. El carlismo aportaba 10.000 hombres en toda la región, tenemos documentos y declaraciones juradas de varios Requetés que aportaremos en el transcurso de la obra como soporte documental.

El día 20 fue asaltada la armería de Rufino Asensio, hoy calle de Augusto Roca, apoderándose de todas las pertenencias. Aún así, la mayoría de los escopeteros tenían armas propias por ser cazadores con permiso de escopeta.

El día 21 empieza la quema de la Iglesia de la Asunción siendo pasto de las llamas las imágenes y retablos. De ello da cuenta D. Luís Martí Ferrando en las paginas 80 y 81 del tercer tomo de la Historia de la M. I. Ciudad de Líria.

El día 22 de julio el Alcalde Juan Motes dirige un oficio a las Religiosas del Monasterio de San Miguel para que al término de dos horas desalojen el Monasterio. Las Religiosas no hicieron caso lo que originó otro oficio de la Alcaldía del día 23 y que el día 24, en nombre del Ayuntamiento, se personasen D. Roberto Enguidanos Verdeguer, José Tomas Montesinos, Juan Bautista Calvo Llopis, D. Miguel Tormos Talayero -Jefe de la Vigilancia Municipal- y D. Juan Canovas –funcionario- que levantaron un acta con la Rvda Madre Superiora Sor Angélica del Espíritu Santo y tres Religiosas más sobre los objetos de valor que se encontraban en el Monasterio[1]. No obstante las Religiosas continuaron en el Monasterio aunque fueron conminadas a su desalojo el día 29. La Madre Superiora manifestó que no desalojarían el monasterio sino se presentaba D. Miguel Pérez Martínez, que era su médico, gracias a cuya mediación lo desalojaron.

Yo me encontraba en unión de mi querido amigo José Maria Carbonell y su padre delante de la cárcel del partido (hoy Biblioteca) esperando la bajada de las religiosas. Las Religiosas bajaron entre dos filas de escopeteros, sin habito, llevando cestas que contenían sus enseres personales. El gentío que contemplaba el espectáculo era numeroso. Al llegar delante de donde estábamos nosotros el padre de José Maria no se pudo contener y exclamó “Las llevan como si fueran delincuentes”, lo que originó que uno de los presentes, J. R. A. “El pastor” -hoy ya fallecido- le diera un bofetón al Sr. José Maria y al revolverse este fuera detenido y encerrado en la cárcel durante tres o cuatro días. Pocos días después, el monasterio fue profanado y la imagen de San Miguel, a la que los saqueadores le dieron un minuto para que hiciera un milagro, quemada junto a todas las imágenes en la explanada del monasterio. ¡Valientes que eran los escopeteros!.

La noche del 20 de julio se forzaron las puertas de la iglesia de la Sangre y fueron pasto de las llamas todas las imágenes que se encontraban en su interior. Asimismo fueron asaltadas la Iglesia de la Virgen y del Buen Pastor que sufrieron igual trato. Al poco fueron saqueadas las iglesias de San Francisco y del Remedio y quemadas todas las Imágenes. También se saqueó la Ermita de San Vicente y el olivo en el que predico San Vicente fue quemado en medio de un aquelarre. La ermita fue convertida en cuartel de caballería, la iglesia arciprestal en mercado público, la del Remedio y San Francisco en Cuarteles y la C.N.T. se incautó del local de la 3ª Orden donde estableció un taller de carpintería con herramientas y maquinas incautadas. A D. José Maria Peñarrocha Santes se le llevaron una moderna maquina que había adquirido para su trabajo de carpintero. Todas las campanas de Líria con la excepción de la de la sangre fueron desmontadas para ser fundidas para hacer material de guerra.

El día 30 salieron varios escopeteros de Líria hacia Olocau donde quemaron la Iglesia de la población. El Registro de la Propiedad fue quemado por elementos de la C.N.T. de Líria y de Pedralba.

El día 3 de agosto la plantilla de la Guardia Civil de Líria abandonó la población quedando ésta bajo control del Comité. Las detenciones, los saqueos y atropellos a las personas católicas estuvieron a la orden del día. La población no afín al Frente Popular quedó totalmente indefensa ante el terror y la barbarie. Unos cuantos se escondieron, otros se ausentaron de Líria ante el temor y la incertidumbre. Empezaron los asesinatos. El primero de los cuales fue el de Pedro Castillo Adriá y su hijo José Maria Castillo Soriano -la noche del 17 al 18 de agosto- que sacados de su casa fueron hallados muertos en la carretera del término de Olocau.

La población afecta al Bando Nacional, como hemos dicho, vivía bajo el imperio del terror. Poco a poco fueron instalándose en Líria jerarquías y Estados Mayores. Así la Comandancia de los pilotos de aviación se instaló en la casa de los Izquierdo. El cronista recuerda a un piloto americano, cuyos padres eran oriundos de Casinos. La afluencia de militares era enorme ya que Líria era en gran parte, paso obligado para el frente de Teruel. La población aumentó en gran manera, también llegaron en el mes de Noviembre varios centenares de “evacuados”, especialmente niños y niñas, sobre todo de Madrid, de El Escorial y posteriormente de Navalmoral de la Mata (Extremadura). Los evacuados fueron acogidos por las familias de Líria sin distinciones de ninguna clase y con gran cariño. Al final de la guerra volvieron a sus domicilios, forjándose grandes vínculos de amistad, algunos de los cuales aún perduran a día de hoy. Incluso varios se quedaron en Líria y formaron aquí sus familias.

También empezaron a llegar en el mes de agosto de 1937, a raíz de la batalla de Belchite, prisioneros militares que fueron alojados en los Corrales de la Venta y en la Iglesia de la Asunción lo cual nos consta por Isabelo Martínez Valecillo y Pablo Rodríguez Imaz (del segundo aportamos también una carta manuscrita de los sucesos que tuvieron lugar en Líria el 29 de marzo de 1939). Asimismo fueron trabándose amistades entre la población de Líria afecta al Bando Nacional. La Comandancia de los prisioneros estaba instalada en la Cárcel del Partido y las oficinas en el domicilio de Miguel Asensio Martínez, calle de San Miguel 38, entre otros domicilios.

También había prisioneros políticos de Valencia: un batallón que estuvo alojado en el Castillo de Benisanó y en el Monasterio de San Miguel. Ellos constituyeron una Junta de Acción de la cual formaba parte Antonio Paula Morandeira, perteneciente a la Juventud Carlista de Valencia, condenado a trabajos forzados por haberse levantado en armas al intentar sublevarse en el Regimiento de Caballería Lusitania en Valencia. También estaba entre otros Juan Bautista Seguer Aliaga, conserje del Patronato en Valencia, uno de los puntos de concentración de los requetés de Valencia el 18 de julio.

Las personas afectas al Ejército sublevado prácticamente carecían de noticias sobre lo que ocurría en la Zona Nacional ya que la prensa no era de fiar y sólo publicaba lo que le interesaba, resaltando las noticias favorables a su bando. La radio era vigilada y los domicilios de las personas que poseían receptor, sino lo habían presentado al Comité, eran rigurosamente vigilados. En el domicilio de los padres de Jaime Yuste, calle Salvador 101, se realizaron varios registros aunque todos infructuosos, pues nunca les encontraron la Radio. Todas la noches oían el parte nacional, lo copiaban y repartían entre personas de confianza. Yo hacia varias copias y se las entregaba a las personas amigas de mi madre.

Cuando en diciembre-enero de 1937-1938, los republicanos conquistaron Teruel, hicieron una gran propaganda y editaron una canción: “El romance de Teruel”, que una ciega -por cierto muy hermosa- cantaba acompañándose de la guitarra, por unas cuantas pesetas. Esta ciega, con la curiosidad de niño, la vi en Líria después de terminada la contienda, cantando canciones con un hijo suyo, y recuerdo entre otras aquella de “Cara al sol te estás poniendo negra, Falange no te va querer. A mi que, Falange no me quiera, me quiere el Requeté. El Requeté me compra caramelos y me lleva al cine cuando quiero. Arriba Escuadras a vencer que en España vence el Requeté”.

Pues bien, dentro de este ambiente vivieron Vergara, Asensio y Peñarrocha, hasta que fueron movilizados en 1937. Vergara y Peñarrocha se conocían por formar parte de la juventud tradicionalista de Líria; no así Asensio que pertenecía a la Juventud de Acción Popular. Se conocieron al ser movilizados, lo que dio origen a una amistad que duró hasta su muerte, compartiendo la guerra y la posguerra a través de la travesía del “desierto” que significó para el Carlismo, ser uno de los vencederos de la guerra y uno de los vencidos políticamente.



[1]Historia de la M. I. Ciudad de Líria”, tomo III, pp 84-86.

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