La represión política contra los vencidos

A los pocos días de finalizar la guerra, empezaron las detenciones de personas del bando vencido que fueron ingresados en la cárcel del Partido. Dado el gran número de detenidos, más de 300, se habilitó la parte alta del edificio del Ayuntamiento para poder mantener a tantas personas.

Poco a poco fueron cayendo en manos de la Justicia Militar todos aquellos que tomaron parte en los asesinatos que se habían cometido en Líria durante el gobierno del Frente Popular. El jefe de la cárcel era Francisco Benito Sánchez quien había sido jefe de la cárcel hasta julio de 1936, siendo destituido por el gobierno del Frente Popular. Cada recluso tenía una asignación diaria de 1,25 pesetas para su manutención sin perjuicio de lo que sus familiares les pudieran proveer. A los pocos días de ingresar los primeros detenidos en la parte superior del edificio del Ayuntamiento hubo una fuga de tres reclusos que se descolgaron por unas sábanas por la parte posterior del edificio, lo que conllevó una mayor vigilancia del edificio, poniéndose un centinela en medio de la plaza, otro en los escalones de la iglesia de la Asunción y otro en la parte posterior del edificio. Además se prohibió a los presos asomarse a las ventanas del edificio. No obstante ello, el día 2 de octubre de 1936, al pasar un entierro por la Plaza Mayor por delante del Ayuntamiento, un interno llamado Pascual Galduf Pons se atrevió a asomarse y el centinela que estaba en la plaza mayor, un moro de Regulares, le disparó un tiro matándolo en el acto. No obstante en la revista catalanista “Els temps”[1] apareció erróneamente como ejecutado en Líria el 6 de octubre de 1939, lo cual contradice incluso al certificado de defunción de Pascual Galduf[2].

La cárcel de mujeres que estaba situada en la calle mayor 54, albergaba a una docena de detenidas. Todas las tardes si el tiempo lo permitía, eran paseadas por turnos por los alrededores de la población en la “tartana del blanco”, llamada así por ser propiedad de un vecino apodado “El Blanco”. En el periódico “Las Provincias” de 22 de junio de 1939, se insertó la noticia de la detención e ingreso en prisión del vecino de Pedralba Narciso Puigmeral y de los vecinos de Líria, detenidos en Alicante cuando pretendían huir de España, Manuel Frontera, y otros sujetos nombrados por sus apodos: “Monín” “El Ditet” y “El Gallo”.

Las ejecuciones empezaron pronto, después de ser juzgados los detenidos en consejo sumario de guerra. Tuvieron lugar en diferentes lugares siendo el siguiente el listado completo de todas ellas.

En el Picadero de Paterna:

Miguel Martínez Pastor 6 de abril de 1939.

Luis Alcocer Sancho 25 de junio de 1939.

Miguel Bosch Cotanda 27 de agosto de 1940.

Daniel Espejo Asensi 27 de agosto de 1940.

Miguel Ibáñez Barona 27 de agosto de 1940.

Salvador Lleó Llavata 27 de agosto de 1940.

José Doménech Gimeno 20 de agosto de 1941.

José Alamá Salvador 20 de agosto de 1941.

En el cementerio de Líria

El 21 de abril de 1939 a las 21 horas.

Miguel Rodrigo Romero.

Mario Blat Civera.

Trinitario Durbán Faubel.

Enrique Muñoz Cintero.

Manuel Peña Yago.

Tomás Arnau Llavata.

El 3 de junio de 1939 a las 20 horas.

José Nadal Quiles.

Vicente Sancho Pérez

El 21 de junio de 1939 a las 11 horas.

Juan de Mata Chisvert Mateu.

El 6 de septiembre a las 19:30 horas.

Francisco LLopis Dasí.

Pascual Nadal Romero.

El 16 de octubre de 1939.

Pascual Galduf Pons.

El 24 de octubre de 1939 a las 18:00 horas.

José Vinaisa Herrero.

El 30 de octubre de 1939 a las 18:00 horas.

Mariano Cotanda Silvestre “El Gallo”.

Miguel Torres Palacios “El Ditet”.

Antonio Ortiz García “Monín”.

José Navarro Palacios.

Manuel Ferrer Sanz.

Miguel Asensi Fombuena.

La última ejecución que se llevó a cabo en el cementerio de Líria, el 30 de octubre de 1939, tuvo una gran resonancia en la población por cuanto todos o casi todos los reos fueron procesados por diversos asesinatos cometidos en la población en 1936. El pelotón de ejecución estaba formado por soldados de Infantería y el oficial que los mandaba manifestó a las personas que se encontraban en las inmediaciones del cementerio que si alguno de ellos tenía algún familiar que había sido asesinado podía pasar a presenciar la ejecución contestando sólo una señora de avanzada edad que ella quería entrar. El oficial le preguntó que a quien le habían asesinado a lo que la mujer respondió literalmente “al meu ferriol”. La mujer era la criada de Miguel Andreu Ferriol, conocido por sus ideas republicanas autonomistas. Estos hechos fueron presenciados por el autor de este trabajo que sólo por esta vez se había acercado al cementerio por la dicha expectación que estas ejecuciones despertaron entre la población. Desde el exterior se oyeron las órdenes de firmes, apunten y fuego. A la orden de firmes los reos respondieron con gritos de “Viva la F.A.I.[3]”. Después se oyeron los pistoletazos del tiro de gracia.



[1] “Els temps”, nº 25, suplemento de noviembre de 1985.

[2] Tomo 42, folio 173 del Registro Civil de Líria,

[3] F.A.I. Acrónimo de la Federación Anarquista Ibérica, rama extremista de la C.N.T.

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