Los refugios y defensa contra la Aviación

La construcción de refugios comenzó en Líria sobre el mes de Noviembre de 1936, apareciendo una nota en el libro de actas del Ayuntamiento. Prácticamente se construyeron refugios en toda la población, aprovechando las innumerables cuevas que existen en el subsuelo. Hoy al cabo de tanto tiempo y sobre todo al no existir documentación concreta sobre dicho tema, es prácticamente imposible realizar una relación exhaustiva de los refugios que se construyeron en Líria, por lo que solo mencionaremos a los que hemos conocido y las referencias de personas que conocieron aquella época.

1º.- La construcción de los refugios, fue movida por la necesidad de defenderse contra los bombardeos de la aviación nacional, principalmente en aeródromos y lugares donde había establecimientos militares y fabricas dedicadas a la fabricación de material de guerra.

2º.- En Líria para la construcción de los refugios, la mano de obra era del vecindario pero la dirección para la explosión de los barrenos era realizada por personas especializadas en esta gestión. Yo recuerdo al representante del Comité, llegar a un refugio, concretamente el de la calle de Castellote, calle Mayor, con un capazo a la espalda, en el cual, llevaba cartuchos de dinamita, fulminantes y otros útiles necesarios para la explosión de los barrenos. Los niños que presenciamos los trabajos para la explosión de los barrenos comprobamos que el encargado de hacerlo era machacador de piedra para la construcción de carreteras.

Como decíamos la mano de obra era del vecindario. Hombres, mujeres y niños colaboraban y rivalizaban en el excavado del refugio y la extracción de la piedra y tierra y su esparcimiento. La tierra y la piedra, una vez extraída, se troceaba y se lanzaba fuera de la población. Donde empezaba el refugio se construía por los albañiles una especie de entrada y en el interior se nivelaba el suelo hasta dejarlo liso para la gente que ocupaba el refugio, mientras duraba la alarma. Todo refugio, tenia además de la entrada, una o varias salidas, para evitar que el aire no se enraizara, estando prohibido fumar en su interior.

Los refugios que a continuación relacionamos, son una parte de los que se construyeron. Recordamos los siguientes: Calle del Pich, tenia su entrada en la calle el Pich, esquina a la calle Jovellanos, cruzaba la calle y bajaba toda ella en dirección a Juan Izquierdo; tenia salida en el hoy número 6 frente a la calle de Garcilaso. Asimismo tenia un ramal que salía a la calle Jovellanos. Este refugio tenía el numero 21 y aún hoy se puede distinguir el número la rotulación. En la Plaza Mayor se construyeron refugios en el subsuelo de la casa de la familia Ferrando, hoy numero 51. En la calle San Vicente, junto a la Plaza de Partidors, se excavó una galería con salidas a ambos lados. Una de ellas salía a lo que luego fue cine de verano de la Unión Musical. En el Grupo Escolar se construyeron dos refugios, uno en cada Grupo, que salían al patio del recreo uno, y el otro a lo que hoy es la piscina municipal.

En el patio de San Francisco, también había un refugio para el vecindario. Otro se construyó en el barrio de la Barceloneta. En el hoy numero 20 de la calle del Salvador numero 50, entonces un corral, el refugio llegaba a la calle Mayor. Cruzaba y salía a la calle de San Miguel. El de la calle de Balmes numero 2. El refugio empezaba y salía a la calle San Miguel, frente al motor del agua potable.

Algunas personas que tenían masets en la huerta, se iban a dormir a los mismos, pero al producirse en el mes de octubre-noviembre la caída de varias bombas de aviación en el Regalón, optaron por volver a Líria.

En la población no hubo más que un bombardeo. Fue una incursión de un avión que bombardeo la estación de la RENFE y una bomba de pequeño calibre cayó en el corral de la casa hoy número 6 de la calle del Pich, causando destrozos, pero no víctimas. Otras bombas cayeron en la huerta, en la partida de Barbasequia, produciendo embudos, que fuimos con curiosidad a contemplar.

También de Valencia, huyendo de los bombardeos, vino a Líria mucha gente del barrio del Grao y otros distritos, que tenían parientes en la población, como fue en el primer supuesto, en el caso de las hermanas Esparza, que contamos en el capitulo relativo al Socorro Blanco en Líria.

Todos los refugios fueron numerados y el pintor que los rotulo fue D. Gratiniano Llopis Faubel.

En el campanario de la iglesia de la Sangre, se colocó una sirena de gran potencia que avisaba del peligro de la aviación y de su terminación. Al avión de reconocimiento que normalmente visitaba la población, la gente lo bautizó con el nombre de “La Pava”. Lo veíamos a gran altura volando con su fuselaje plateado, más con curiosidad que con miedo, pues nos habíamos acostumbrado a su presencia casi diaria a partir de 1937-38.

Los refugios, finalizada la guerra poco a poco se tapiaron, quedando sólo el recuerdo de los que entonces éramos niños, pero nos queda la nostalgia cuando nos reunimos y salen a relucir recuerdos de la niñez y el trabajar en el refugio con la alegría, fruto de los pocos años.

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