La Derecha Regional Valenciana

En el tomo III de la Historia de la ciudad de Líria, pagina 63, se nos dice que la C.E.D.A formaba un grupo numeroso y bien armado y que el telegrama de adhesión a la republica remitido desde Benicasim el día 18 de julio de 1936 por Luis Lucia, no alteró la resolución de sus afiliados de sumarse al Alzamiento con el Ejército.

Los primeros contactos con los militares que organizaban la rebelión, aparte de contactos particulares, tuvieron lugar en el Saler. Asisten de parte del Ejército el Capitán de caballería Beta Frigola, por el Carlismo D. Mariano Puigdoller Oliver -Jefe Regional-, por la Derecha Regional Valenciana Manuel Atard -del Sector Juvenil- y por Renovación Española Ignacio Depujols, Conde de Cheste. El representante del Ejército dejó claro que el movimiento lo dirigían los militares y que los partidos políticos serian colaboradores. A esta primera reunión no asistieron representantes de la Falange, aunque posteriormente, se sumaron al alzamiento.

En dicha reunión, el Carlismo ofreció al iniciarse el movimiento 5.000 requetés debidamente encuadrados, la C.E.D.A. 1.500 y después sobre 30.000 hombres[1]. La falta de armas, era casi total. Los dirigentes juveniles de la Derecha Regional, habían intentado conseguir ayuda económica de los prohombres del partido pero con escaso resultado. Según Maldonado y Costa, que llevaban con Atard la dirección de la conspiración, sólo recogieron entre la aportación de los hermanos Maldonado y otras ayudas unas 50.000 pesetas con las que adquirieron armas cortas a través de los contrabandistas del Grao, pero pocas, dado el elevado precio de las mismas. Los requetés no contaban sino con unas pocas armas cortas, por lo que el armamento lo debía proporcionar el Ejército. Tenemos en nuestro poder un documento del Requeté de Guadasuar, acreditativo de lo anteriormente expuesto.

En la Derecha Regional se había producido una ruptura entre el sector juvenil y la organización del Partido. José Maria Torres Murciano, Presidente de la Juventud había dimitido por lo que había sido designado nuevo Presidente Jesús Sanz Cabrera, presidente de la Juventud de Castellón. El Sr. Lucia tuvo una intervención exploratoria con un jefe del Ejército que no cristalizó en ningún acuerdo. ¿Distanciamiento entre la juventud totalmente radicalizada?. Creemos que sí, ya que Lucia en varias ocasiones, había hecho manifestaciones de apoyo a la legalidad republicana. De lo que estamos seguros, fue el telegrama remitido desde Benicassim lo que no le valió para que en febrero de 1937, fuese detenido en unión de su familia, después de estar oculto en diversas masías de Castellón, ingresado en la cárcel e instruírsele un sumario por el Juez Popular D. Vicente Crespo Leal. Al sorprenderle el final de la guerra en Barcelona fue vuelto a encarcelar por los nacionales. Condenado a muerte, le fue conmutada la pena, saliendo de la cárcel en 1943. Falleció en Valencia el día 5 de enero de 1943, en la casa numero 5 de la calle de Fernando el Católico, dentro de la Iglesia Católica a la que siempre amó, respetó y defendió, desde su juventud de militancia Carlista, hasta su muerte. Volviendo al hilo de nuestro relato, creemos que Costa, Serrano, Atard y los Maldonado, obraron en las relaciones con los militares arrogándose atribuciones que no tenían como fue el caso de presentar un numero de grupos de acción que no tenían. Dedicados al espionaje y otros menesteres y, según manifestó Costa, mermados los recursos económicos que tenían prácticamente desaparecieron.

Cuando se produjo el Alzamiento, la guarnición de Valencia estaba dividida. Incluso en el Regimiento de Caballería Lusitania nº 5, la Unidad más proclive al Alzamiento. Al cuartel de dicho Regimiento sólo acudieron grupos de requetés encuadrados en la organización de Valencia y de los pueblos de la huerta: Moncada, Massarrochos, Borbotó, Vinalesa, etc. Tres requetés de Masarrochos, Manuel Ferrer Molina, Jaime Pascual Ibáñez y José Doménech Muñoz fueron fusilados al ser detenidos en el Cuartel de Caballería.

Llegado el Alzamiento y fracasado en la tercera Región Militar, salvo los casos esporádicos de Alcoy y Albacete donde al no sublevarse las fuerzas de Valencia fueron rápidamente reducidos, la Derecha regional se dispersó, no siendo validas las afirmaciones de muchos de sus dirigentes al finalizar la guerra en el sentido de que con su detención, según Maldonado se eclipsó toda posibilidad de resistencia. ¿Cómo hubieran y quien pudiera haber resistido contra el Ejército?, o como manifestó Costa Serrano en su informe al Mando Nacional en Burgos sobre las posibilidades de la Derecha para sumarse al Alzamiento. ¿Por qué se aseguraron 40.000 hombres que no existían más que sobre el papel?. Faltaba sinceridad y primaba, salvo excepciones, sobrevalorar la actuación personal.

Y terminamos respecto a la C.E.D.A.: Aún cuando la dirección del Alzamiento no pactó con la C.E.D.A., su Jefe Nacional D. José Maria Gil Robles, en su libro “La Paz no fue posible”, hace manifestaciones respecto al Alzamiento, referentesa a que entregó a los conspiradores 500.000 pesetas de los fondos sobrantes de las elecciones del mes de febrero y en carta al Generalísimo Franco escrita a raíz de la Unificación decretada el 19 de marzo de 1937, se ponía a disposición del Ejército. Gil Robles pedía también que los voluntarios de la C.E.D.A. que no formaron Unidades de su partido se encuadrasen en Unidades falangistas y carlistas, encuadradas en Banderas de Falange y Tercios de Requetés. Para comprobarlo sólo cabe ver la obra de D. Rafael Casas de la Vega, en dos Tomos “ Las milicias en el Alzamiento Nacional".

Gil Robles en la posguerra, opositor acérrimo de Franco, en sus diarios pasa de puntillas sobre estos hechos, no menciona para nada su mediación con Luca de Tena siguiendo órdenes del general Mola ante D. Manuel Fal Conde, Delegado de la Comunión Tradicionalista, para que éste, se aviniera a las condiciones de Mola, para tomar parte en el Alzamiento con el Ejército.

Nos afirmamos respecto al divorcio del mando de la Derecha Regional con la juventud, que más arriba hemos mencionado. La Derecha Regional sus hombres y mujeres sin distinción fueron perseguidos en la zona gubernamental y con ellos se cebó la persecución de la C.N.T., U.G.T. y P.C..

También debemos hacer constar que pese a que la Derecha Regional no formó Unidades militares, sus militantes se integraron en el Ejército, pasaron a la zona nacional en verdaderas odiseas, donde muchos defendieron con bravura los principios del Alzamiento. También en la posguerra, sus afiliados ocuparon cargos relevantes en el aparato gubernamental: Ministerios, Diputaciones, Ayuntamientos etc. Su actuación, en términos generales, fue eficaz y honesta.

El primer Alcalde de Líria finalizada la guerra fue D. Francisco Arquer Guasch, y el segundo D. José Mateu Ferrando. Los dos como decimos, fueron eficaces en su gestión, dentro de las limitaciones económicas de aquellos tiempos. D. Francisco Arquer y el Sr. Mateu eran el 18 de julio, Presidente y Vicepresidente respectivamente de la Derecha Regional en Líria.



[1] Los datos los hemos tomado del tomo XXIII de la “Historia de la Cruzada Española”.

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