El golpe socialista contra la República: Octubre de 1934

“La izquierda Española, perdió hasta la sombra de Autoridad para condenar la rebelión de 1936”.

Salvador Madariaga, diputado republicano en su libro “España”.

“Me declaro culpable, ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en el movimiento revolucionario de 1934”

Mitin en el Círculo Cultural. Pablo Iglesias en Mejico el 1 de mayo de 1942.

“Nunca cometeré una deserción y menos frente al enemigo, pero mi opinión es contraria a la nefasta Revolución Asturiana, justamente derrotada por la Ley Republicana”.

Indalecio Prieto

“Largo Caballero es un Lenin de pega y hundirá con él a la Republica”.

Manuel Azaña[1].

El 18 de septiembre de 1933, se deshizo la conjunción republicano-socialista al abandonar los últimos el gobierno presidido por D. Manuel Azaña. Ello motivó que el Presidente de la República D. Niceto Alcalá Zamora, decretara la disolución de las Cortes y convocara elecciones generales que tuvieron lugar el 19 de diciembre de ese año.

El día 3 de octubre se formó un nuevo gobierno presidido por Lerroux, con 17 ministros de los que sólo tres eran de la C.E.D.A.: Agricultura, Trabajo y Justicia.

El 19 de diciembre de 1933, se celebraron en España elecciones generales. El Periódico “El Socialista”, órgano del P.S.O.E. insertaba un llamamiento de su jefe Nacional D. Francisco Largo Caballero en el que entre otras cosas y refiriéndose a las elecciones generales decía: “solo cuando podamos plantar la bandera roja de la Revolución Proletaria como ya hemos hecho en otros pueblos, sobre los edificios nacionales y todas las torres de España, habrá justicia”. Durante la campaña electoral hubo hechos sangrientos en Daimiel y en Málaga, así como en Valencia, Jerez y otras poblaciones. Martínez Barrios, presidente de las Cortes, garantizó el orden público.

El Centro y las derechas, obtuvieron 5.199.881 sufragios y las izquierdas, 2.820.169 votos que totalizando los votos daban mayoría al Centro Derecha. Después de realizada la segunda vuelta, los diputados elegidos fueron los siguientes:

C.E.D.A 115 diputados

AGRARIOS 36

MONARQUICOS 35

INDEPENDIENTES 18

NACIONALISTAS VASCOS 12

ALBIÑANISTAS 1

TOTAL 217 diputados

CENTRO

RADICALES 102 diputados

LLIGA 26

CONSERVADORES

LIBERAL-DEMOCRATA 18

PROGRESISTAS 3

TOTAL 158 diputados

SOCIALISTAS DE

IZQUIERDAS 60 diputados

ORGA 18

A.C. REPUBLICANA 6

RADICAL SOCIALISTA 4

FEDERALES 1

COMUNISTAS 1

Lo que arrojaba una diferencia de 280 diputados a favor del Centro-Derecha siendo el partido más votado el de la C.E.D.A. La izquierda sobre todo el P.S.O.E., al día siguiente manifestó públicamente su desacuerdo con el resultado de las elecciones, atacando a los partidos triunfantes, especialmente a la C.E.D.A. y al partido Radical de D. Alejandro Lerroux ya que el resultado negativo de las elecciones significaba la guerra civil.

El mismo Prieto, ante lo sucedido, manifestaba que la Republica del día 14 de abril estaba liquidada y así mismo manifestó públicamente que sin el apoyo de las Derechas Lerroux no podía gobernar y estas a pesar de haber acatado a la Republica, no lo hacían de corazón y que si la C.E.D.A. era llamada al poder, la Guerra Civil era inevitable. Durante mas de año y medio la izquierda tronó y vociferó contra el resultado de las elecciones no compareciendo en las Cortes, lo que obligó a Lerroux republicano histórico a decir “¿Qué queremos todos? ¿qué habéis querido vosotros los socialistas?”. Y Rico Avello republicano independiente que sería asesinado en 1936 le dijo a Prieto “¿Es que les vas a negar su derecho y colocarlas fuera de la Ley?”. El que tenía todos los triunfos en la mano era Lerroux y nadie podría negarle su adhesión a la Republica. La izquierda tachaba reiteradamente a Gil. Robles de Monárquico y Fascista. ¿Hay quien dé más?.

A todo esto falleció Macià el Presidente de la Generalidad Catalana y fue nombrado a su vez D. Luis Companys, líder de la Ezquerra, el cual radicalizó su postura contra el Gobierno de Lerroux, agravado con la declaración de anti-constitucionalidad de la Ley de Cultivos, aprobaba por la Generalidad y que el Gobierno había recurrido.

El P.S.O.E. empezó a armarse y sobre todo adquirió las armas que estaban dentro del barco “Turquesa” que fueron desembarcadas parte de ellas en Asturias, en camiones de la Diputación en manos de la Izquierda pero no todas, ya que fueron decomisadas por la Guardia Civil alertada del contrabando de armas. Las que llegaron a su destino fueron escondidas en lugar seguro.

El comité insurreccional del P.S.O.E. estaba dirigido por Largo Caballero. En el P.S.O.E se planteo una escisión interna entre D. Julian Basteiro y Largo Caballero. El primero contrario a la insurrección y Prieto y Largo acérrimos partidarios de la sublevación, y así Prieto, en su escalada revolucionaria manifestaba: “En el punto y minuto en que el partido Católico Agrario traspasara los umbrales del Poder, aunque solo fuera uno de sus hombres forzando en el Gobierno de la Republica, el Partido Socialista, desencadenaría la revolución, haciéndose cargo el proletariado del poder. Entre los varios puntos del manifiesto revolucionario, resaltamos dos: Disolución del Ejército y de la Guardia Civil y cese del Presidente de la Republica.

El Partido Comunista, de momento, igual que el anarquismo, no suscribió el manifiesto, aunque se sumaron el Alzamiento contra la Republica apenas iniciado éste.

En la casa del Pueblo de Madrid, la policía encontró docenas de pistolas ametralladoras, fusiles mauser y granadas de mano. Sobre los hechos de Madrid, Manuel Tagueria, socialista y posteriormente comunista en su libro “Testimonio de dos guerras”, da una relación pormenorizada de lo sucedido. Asimismo en Cataluña, Companys, proclamó el 6 de octubre, “la Republica Catalana dentro del Estado Federal Español”. La sublevación duró seis horas y fue aplastada por el Ejército, mandado por el Capitán General D. Domingo Batet, de ideología republicana y catalanista.

El Alzamiento prendió principalmente en León y sobre todo en Asturias donde se llegó a constituir un ejército perfectamente armado de unos 30.000 combatientes, apoderándose de la fábrica de armas de Trubia, contando además de con todo el armamento existente, con la dinamita de las minas, en cuyo manejo eran duchos. En el Alzamiento, los insurrectos en dos días redujeron a la Guardia Civil y de Asalto, matando en los asaltos a los Cuarteles, a sus defensores y fusilando a los prisioneros, dirigiéndose una masa de mas de 8.000 alzados hacia Oviedo defendido por su guarnición. Ésta se componía de 1.200 hombres del Regimiento de la Guarnición y unos 1.200 entre Guardias Civiles y de Asalto: Total unos 2.400.

Las fuerzas africanas desembarcaron en Gijón con lo que se formó una masa de combatientes que liberó la provincia de Oviedo. Para dar cuenta cabal del armamento de los insurrectos, por el Ejército se recogieron más de 20.000 fusiles, 33.211 pistolas, 41 cañones, 10.824 kilos de dinamita y más de 300.000 disparos de fusil. Varios autores entre ellos Payne, Ramos Oliveira, Arrarás, etc dan cifras similares a las anteriores aunque no coincidentes. Ello da cuenta del inmenso arsenal con que contaron los insurrectos.

En la fábrica de Trubia, los insurgentes habían conseguido más de 20.000 fusiles, 280 ametralladoras 255 fusiles ametralladoras, amén de cartuchería. La C.N.T., mayoritaria en Gijón, se sumó a la insurrección, así como el Partido Comunista. El gobierno de Lerroux, actuó con rapidez y el Ministro de la Guerra Diego Hidalgo de Cisneros llamó al General Franco, el cual instaló su Cuartel general en el Ministerio. La primera medida de Franco, fue movilizar la flota y conducir a Asturias dos banderas de la Legión y un tabor de Regulares. Se nombró Jefe Supremo de las fuerzas armadas al General D. Eduardo Ochoa González, el cual formó una columna de apenas un batallón que después de muchas dificultades pudo llegar a Oviedo aunque lo exiguo de la fuerza alentó la defensa de las fuerzas de Oviedo. También desde León se formó una Columna al mando del General Bosch que quedó atascada en Campomanes y Vega del Rey, que no pudo llegar a Oviedo. En esta Columna iba el capitán Lozano Rodríguez, abuelo del actual Presidente del Consejo de Ministros D. José Luis Rodríguez Zapatero, el cual resultó herido en la refriega.

Los rebeldes a la Republica, destrozaron Oviedo y la zona minera. En la capital más de 700 edificios fueron destruidos por el fuego de la artillería y la dinamita, además de otros edificios de la cuenca minera. También fueron destruidos el Cuartel de Pelayo, la Universidad, la catedral -donde volaron la Cámara Santa con su inmenso tesoro acumulado- y la Audiencia Territorial con su numeroso archivo -en el que se encontraba el sumario de Jovellanos-, el Hospital Provincial, los almacenes Simeón y la cámara acorazada del Banco de España, donde González Peña y sus secuaces, se apoderaron de más de catorce millones de pesetas que se repartieron entre los jefes de la Revolución.

La revolución terminó con la rendición de los insurrectos que se rindieron sin retractarse de hechos de los que habían sido protagonistas y esperando una ocasión propicia que se les presentó en 1936.

Las perdidas en vidas humanas, se pueden calcular teniendo como base a los anteriores autores y otros no proclives al fascismo, aducido por los socialistas como causa de la insurrección en las siguientes, según los datos facilitados por el Ministerio de la Guerra: 22 oficiales, 25 suboficiales y 173 soldados. Total 220 bajas más 48 desaparecidos o sea 266 bajas, más 743 heridos.

Los socialistas según los citados autores tuvieron un total de 1.355 muertos y 291 heridos, cifra que dio por buena Ramos Oliveira de filiación socialista, diferencia notable entre los sublevados y el Ejército, pero hay que tener en cuenta, que los primeros siempre atacaron. El Ejército, ejerció la defensa contra los atacantes.

Las bajas en la fuerzas del orden publico fueron noventa y dos, más varios oficiales.

Las personas civiles asesinadas: dos novicios pasionistas y el párroco de Valdelacuna, el de Mieres, los padres jesuitas Martínez y Arconada, el párroco de Moreda D. Tomas Suera junto con dos vecinos que le habían dado refugio, en Turon fue fusilado el director de la Sociedad Hullera D. Rafael Riego y dos empleados. En Oviedo seis seminaristas fusilados. Los padres Paules Pallaris, Pastor y González Crespo, ocho padres de la Doctrina Cristina. El Padre D. Eufrasio del niño Jesús y el Magistrado jubilado del Tribunal Supremo D. Adolfo Suarez, y herida su esposa, el párroco de Santa Maria la Real D. Ramon Cosío, al provisor del Obispado D. Juan Fuertes, el Secretario D. Aurelio Gago, el párroco de San Esteban de las Cruces, y en Olloniego, al párroco D. Joaquín del Vallve y al Fiscal de la Audiencia D. Emilio Valenciano y no seguimos más.

D. Francisco Largo Caballero, negó ante el Tribunal que le Juzgo tener ninguna responsabilidad y fue absuelto por falta de pruebas.

D. Alejandro Lerroux no formo ningún gobierno Fascista. Al General López Ochoa y al General Batet, el Gobierno les concedió la Cruz de la Laureada de San Fernando. Ambos, eran masones.

El General López Ochoa el 18 de julio de 1936 estaba enfermo de cáncer en el Hospital Militar de Carabanchel. Milicianos socialistas, lo sacaron de la cama, lo mataron y le cortaron la cabeza que pasearon en la punta de una bayoneta por las calles de Madrid.

Al General Batet lo fusilaron los alzados de 1936, por negarse a sublevarse contra la Republica.

Al abuelo de Rodríguez Zapatero, militar de filiación masónica, lo fusilaron los rebeldes en 1936; también defendió la Republica contra los socialistas en 1934.

D. Alejandro Lerroux, se exilió a Portugal en 1936 y escribió un libro, titulado “La Pequeña Historia”, en el que relata minuciosamente los sucesos de 1934. Murió en Argentina.

D. Francisco Franco, mandó las fuerzas que defendieron la Republica en 1934. En 1936 se sublevó contra la Republica principalmente por el desorden público, los robos y asesinatos cometidos en la primavera trágica. Fue designado por los rebeldes, jefe del Gobierno Nacional y Generalísimo y gobernó España, sacándola del analfabetismo y la convirtió en la 9ª nación industrial del mundo. Murió el día 20 de noviembre de 1975 en Madrid.

Estos son los hechos y nada más

Si Zapatero alaba la Republica de 1931, ¿Por qué los socialistas se sublevaron contra ella en 1934?.



[1] Rivas Cherif, Cipriano. “Azaña, Memorias de un desconocido”, p 256.

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